Aloe Vera: La Edad Media y los alquimistas


Desde el Siglo I hasta el comienzo de la Edad Media, entre los Siglos V y XV, los mandatarios árabes asentados en las costas del Yemen del Sur mantuvieron el contro sobre los estrechos del Mar Rojo, obteniendo pingües ganancias de los derechos de peaje que cobraban a los ptolomeos(1) que exploraban las islas del Mar Rojo, el Mar de Omán, el Golfo de Adén, y especialmente el Mar de Zendi, en busca de nuevas fuentes de especias y perfumes. Esta supremacía se mantuvo hasta la llegada de los portugueses, alrededor del Siglo XIII, que buscaban nuevas rutas hacia China, India y Ceylan.

A partir de ese momento, los portugueses se fueron adueñando lentamente del comercio del océano Indico, encabezados por Francisco de Almeida y Tristán de Cunha, uno de cuyos objetivos principales fue la gurnición ptolomea de la isla de Socotora, donde eliminó a todos los habitantes y se apoderó de las plantaciones de aloe para ser explotadas por Portugal.

Sin embargo, los piratas árabes que aún infestaban las aguas del mar de Omán y el Océano Indico, hacían muy difícil la llegada de las naves a Europa, por lo cual los comerciantes portugueses, como así también los ingleses y holandeses que los siguieron, decidieron explorar nuevas fuentes, y a fines del siglo XVI y comienzos del XVII, los portugueses comenzaron a trasladar sus plantaciones de la isla de Madeira, Cabo Verde y las Canarias a las orillas del Mediterráneo europeo y a sus posesiones del Caribe, en las islas de Barbados, Curacao y las Antillas, mientras que los ingleses y holandeses empezaban a explotar cultivos en la región septentrional de Africa, especialmente el Cabo de Buena Esperanza, Natal, Nambia y la isla de Madagascar. Ya a comienzos del siglo XVI, existían plantaciones comerciales en las Indias Occidentales, y el aloe cultivado allí, comenzó a conocerse como Aloe Barbadensis, nombre que más tarde terminaría siendo la denominación científica de la especie allí cultivada.

Entre los alquimistas que estudiaron, veinte siglos después, los tratados de Tirtamo de Lesbos y Dioscórides Pedanio, se encontraba Paracelso(2), un médico y bioquímico suizo, cuyo entusiasmo por las propiedades del aloe lo llevó a incluirlo en su libro Botánica oculta, publicado por primera vez en el año 1529, aunque posteriormente agregó varias modificaciones que reunió en un tratado titulado Cirugía Magna.
De una reedición moderna de esta obra(3) extractamos el siguiente párrafo:
"...De sus hojas se extrae un zumo gelatinoso y amargo, que al secarse se convierte en terrones quebradizos, del color de la algarroba, a este producto se lo conoce vulgarmente bajo el nombre de acíbar, y produce exelentes efectos curativos cuando se lo administra con acierto. Resulta un enérgico aperitivo si se toman de cinco a diez centígramos un gramo y medio, según la edad del que ha de tomarlo. Para los niños resulta siempre un mal purgante. Tampoco deben tomarlo las mujeres durante el embarazo. Tomado en dósis de medio gramo, y cursado durante cierto tiempo, provoca las evacualciones menstruales. Las lociones de jugo de aloes con vinagre evitan la caída del cabello
Botánica oculta: El aloes en polvo, mezclado con incienso, se emplea como perfume para atraer las influencias de Júpiter" (ver Cap. VII . Esoterismo).

Otro de los entusiastas del aloe fue José Poch Noguer, quien escribe acerca de sus aplicaciones de uso interno(4) "...en medicina casera, la manera más aceptable de administrar el aloe es en pequeñas porciones, que pueden envolverse en miga de pan para disimular en lo posible su amargo sabor. Como purgante se dosifica entre 10 centígramos a 1,5 gramos según la edad de quién deba tomarlo. Para incentivar el apetito, está comprendida la dosis entre 5 y 10 centígramos, y en menor cantidad si se busca únicamente un paliativo estomacal. Tomado en dósis de medio gramo, y cursado durante algunos días, actúa como emenagogo, y en las indicadas como aperitivo y estomacal, despeja la cabeza y facilita ligeras hemorragias en aquellas personas afectadas de hemorroides, y que sienten malestar si no se manifiesta en ellas periódicamente una ligera sangría. En todos los casos es un mal purgante cuando se aplica a los niños, debiéndose también proscribir en las mujeres durante el período de embarazo."

(1)Aunque se consideraban griegos, los ptolomeos o tolomeos eran nativos de Egipto, y súbditos del sátrapa Ptolomeo Lagos y sus sucesores, Ptolomeo II, Filadelfo y Ptolomeo III Evérgedes (N.de los A.)
(2)Felipe T. Paracelso, cuyo nombre verdadero era Felipe Aureolo Teofrasto Bombasto von Hohenheim, está considerado por muchos autores como uno de los padres de la bioquímica, ya que basándose en sus estudios de química y medicina, investigó la influencia de los minerales y los vegetales sobre la biología humana y propugnó la aplicación de la química a la medicina.
(3)Botánica oculta - Las plantas mágicas, Paracelso, Editorial Humanitas, Barcelona, España, ult reimpresión, 1994.
(4)La salud por las plantas, José Poch Noguer, Ed. Visión, España 1981.


Bibliografía



Acá iré agregando la títulos de libros, links, etc de donde obtuve la información.


*Aloe Vera - Una planta Milagrosa - Equipo de Investigación Nueva Era - 6ª Edición Agosto de 2005 - Ediciones Continente